D acudió a la Red Solidaria de Seattle porque las condiciones de su departamento enfermaban a su hijo.
Por años, D, vivía en un departamento asequible para gente de bajos ingresos. A pesar de los fuertes problemas de moho y humedad, D no tenía los recursos para mudarse a una vivienda a precio de mercado.
En diferentes estaciones del año una pared se volvía negra y emanaba un olor asqueroso sin importar lo que hacía. D y su familia empezaron a dejar abiertas las ventanas día y noche incluso en invierno para intentar bajar la humedad en su unidad. Pero no funcionaba. El recién nacido de D empezó a desarrollar problemas respiratorios por el moho.
D contactó a los propietarios varias veces. Al inicio señalaban que el moho era culpa de D, después mandaban al personal de mantenimiento a limpiarlo sin arreglar nada estructural en la vivienda. A pocos meses después el moho regresaba y los síntomas respiratorios también. D les pidió ser transferido a una vivienda equivalente sin riesgos a la salud, mostrándoles fotos y órdenes del médico, pero negaban siquiera ver la documentación. Fue más fácil ignorarlo y no hacer nada y eso es lo que hacían.
Con la inminente llegada de un hijo más, D sabia que la salud de su familia seguía en riesgo y algo se necesitaba cambiar. En ese entonces encontró la Red Solidaria y nos pidió ayuda. Junto con D escribimos una carta para la empresa propietaria y se la enviamos a varias personas clave en la organización. También les llamamos muchas veces para que el asunto estuviera fresco en sus mentes. Iniciamos los planes para aumentar la presión si fuera necesario.
Al principio los propietarios contaban el mismo cuento: no fue problema suyo. ¿Podría ser cierto que D no había causado el moho? Quizás, difícilmente podría ser el problema de D. Pero después de 4 años de perseverancia y 2 meses de apoyo de la Red Solidaria, recibimos las buenas noticias: D y su familia de 5 iban a ser mudados a una vivienda nueva y sin moho! Ahora ya se mudaron y dejaron atrás sus problemas mohosos.
Si estás sufriendo de una burocracia de propietarios que está diseñada para obligarte a rendirte y callarte, necesitarás a aliados para seguir la presión. Para ello, somos la Red Solidaria de Seattle.
Cuando un trabajador se acercó a La Red Solidaria de Seattle, ya había realizado casi $900 en trabajos para su jefe. Cuando llegó el día de pago, su jefe le entregó un cheque por solo $448, poco más de la mitad de lo que le debía. Nosotros ya sabíamos que su jefe solía “pagar” con cheques sin fondos, pues habíamos conversado con algunos de sus colegas. En vez de intentar cobrar un cheque insuficiente y a lo mejor inválido, el trabajador acudió a La Red Solidaria.
Por una barrera de idiomas, nuestra reunión procedió lentamente al principio, con un miembro interpretando para todo el grupo. A pesar del desafío, creamos un plan conjunto: iríamos en grupo a la casa del jefe (que también es su oficina) para demandar que le pague al trabajador.
El 4 de septiembre, ejecutamos el plan. Como no queríamos que todo el grupo pisara la propiedad del jefe, nos quedamos en la vereda mientras dos miembros le entregaron la carta de demanda al jefe en su puerta. Llevamos pancartas para ampliar nuestra presencia y advertir al jefe: podemos intensificar la lucha.
Gracias a nuestra reputación y larga historia de luchas exitosas de acción directa hacia jefes roba sueldos, no tuvimos que tomar acciones adicionales. A pesar de una confusión del jefe, quien inicialmente pensó que quizás estábamos allí por OTRO trabajador a quien no había pagado, pronto el jefe aceptó pagar. Se reunió con un miembro de la Red en el banco y le escribió un cheque al trabajador. Esta vez fue un cheque de caja: un cheque que no puede rebotar. Otro miembro de la Red le llevó el cheque al trabajador. Ahora los $900 en sueldo robado han sido pagados.
Si a ti te ha robado este jefe o cualquier otro, contáctanos! Cuando luchamos juntos, ganamos.
Kai (no es su nombre verdadero) y su hija vivían contentas en Helene Apartments en Greenlake, hasta que llegó un nuevo administrador, Arnold. Al inicio era amigable. Después, demasiado amigable. Cuando sus avances amorosos fueron rechazados, su comportamiento se convirtió en hostil. Pero las cosas empeoraron mucho cuando Arnold cerró con llave las salidas de emergencia, y un día a Kai se le olvidaron sus llaves y ella y su hija se quedaron atrapadas en el garaje.
Después de un tiempo, alguien afuera escuchó sus gritos de socorro y los bomberos las rescataron, multando a Arnold por cerrar con llave las salidas de emergencia. Enfadado, Arnold le gritó a Kai en frente de su hija. Desde ese día la pequeña se asustaba al verlo en los pasillos. Arnold desarrolló un odio profundo y devorador hacia Kai y su hija. Su deseo obsesivo de castigarlas, junto con sus mezquinas muestras de poder al ser el único representante del propietario en el edificio, le hicieron la vida horrorosa a esta joven familia.
Arnold creó varios pretextos para intentar desalojarlas. Cuando su primer intento de desalojo fracasó, denegado por la Ciudad de Seattle por ser obviamente falsas las supuestas “violaciones del contrato”, él no se rindió. Intentó de nuevo. Y otra vez. Ocho veces Kai tuvo que enfrentar sus intentos de desalojo basados en engaños, logrando al fin que cada uno de los intentos fracasara. Pero eso no fue todo: cuando la hija de Kai decoró una calabaza para un evento de Halloween en el edificio, Arnold la aplastó, riéndose en la cara de la pequeña. Cuando ella sembró un pequeño jardín, Arnold lo destruyó. Vigilaba a Kai por las cámaras de seguridad que él manejaba, monitoreando sus movimientos y después provocándole diciéndole que él sabía dónde había estado y qué hacía.
Desafortunadamente para Arnold, Kai no era una víctima indefensa. Primero ella lo denunció en la Oficina de Derechos Civiles de Seattle, que inició una investigación pero al final no hizo nada. Después se unió a la Red Solidaria de Seattle. Nos pusimos de acuerdo en luchar junto a ella contra el propietario del edificio con una sencilla demanda: Arnold tenía que ser sacado de Helene Apartments.
Usualmente llegamos con una multitud de nuestros miembros a la oficina del jefe o propietario, para apoyar al trabajador o inquilino mientras se entrega la carta de demanda. Pero durante la pandemia, cuando mucha gente todavía no había recibido la vacuna, tuvimos que encontrar otra manera de mostrar nuestro apoyo comunitario a Kai. Fue así que 80 miembros de la Red y nuestros simpatizantes mandamos selfies, cada uno con pancartas hechas en casa diciendo “Deja de acosar a Kai”, y los enviamos a todos los dueños de Helene Apartments, junto con la carta de demanda exigiendo el despido de Arnold del edificio. Pronto recibimos una respuesta del jefe de Arnold, Chris: nos dijo que quería “atender nuestras quejas”, pero que Arnold no se iría a ningún lado.
Con el asunto sin resolver, empezamos a intensificar la lucha poco a poco. Primero les enviamos tarjetas postales a todos los inquilinos de Helene Apartments, informándoles sobre la lucha y animándolos a hacer cumplir sus derechos como inquilinos, sobre todo la moratoria de desalojos durante el COVID. Después colgamos carteles cerca del edificio, advirtiéndoles a futuros inquilinos sobre lo que les podría pasar si firmaban un contrato de alquiler con Arnold. Por supuesto, Arnold quitaba los carteles constantemente, entonces nosotros constantemente los volvíamos a colgar. Después de un tiempo, también empezamos a colgar carteles cerca de los otros edificios de los propietarios. Además, creamos un sitio web sobre los propietarios, en nuestro propio dominio web, SlumlordWarning.com. (Advirtiendo sobre un dueño de un tugurio)
Cuando nada de eso fue suficiente para sacar al administrador abusivo, empezamos una campaña de llamadas a los celulares de los dos propietarios. En vez de hacer muchas llamadas el mismo día, como solemos hacer, decidimos prolongarlo para que un grupo de personas llamara cada semana. De esta forma, en vez de un solo día agobiante de llamadas que pronto terminaría, las llamadas seguían y seguían, semana tras semana, mes tras mes. El buzón de voz de uno de los propietarios pronto fue deshabilitado, pero el otro usaba su celular como su número principal en su negocio de tasación de propiedades, por lo que no tuvo la opción de ignorarlo ni cambiar su número.
Luego, pusimos la mira en la empresa de tasación de propiedades de ese propietario. La empresa solía presentar propuestas para contratos con los gobiernos locales y agencias públicas; así que empezamos a enviar emails y cartas a los miembros del concejo municipal, comisionados del condado y líderes de las agencias, pidiéndoles no otorgar contratos a este propietario abusivo. Cada semana enviábamos más correos, siempre copiando al propietario en copia oculta. Una de las agencias fue Sound Transit (transporte público en Seattle), que tenía al propietario en su lista de contratistas. Cuando Sound Transit nos ignoró, realizamos un piquete ruidoso frente a su sede central. Después incluimos una foto de esta manifestación en las cartas que seguimos enviando a más y más agencias y municipalidades cada semana.
Al ver esto, los propietarios hicieron un intento más serio por desanimarnos. Aún no estaban dispuestos a despedir a Arnold, pero si Kai aceptaba mudarse, le iban a ofrecer hasta $12 mil dólares en asistencia de renta. Intentamos ver si podían subir el monto, pero no quisieron. Para una madre soltera con bajos ingresos, $12,000 era una oferta tentadora, pero al fin Kai decidió que no era suficiente, una decisión que contó con el apoyo total de la Red. Ella no inició esta lucha por dinero, esa no era la demanda, y ella no tenía por qué mudarse.
Nuestras acciones continuaban. Creamos un volante con una foto de Arnold y lo distribuimos en el barrio cerca de Helene Apartments, advirtiendo a la gente de la zona y a los negocios que había un administrador basura en su barrio. Arnold tomó represalias: se mudó al departamento directamente encima de Kai y saltaba fuerte cada noche para prevenir que ella y su hija pudieran dormir.
Nos dimos cuenta de que Arnold, además de ser un aspirante a DJ, también era un aspirante a instructor de danza. Un estudio de danza lo tenía programado para liderar un evento en la playa Alki. Contactamos al estudio y les pedimos que dejaran de trabajar con Arnold. Iniciamos preparaciones para estar presentes en el evento en Alki.
Finalmente comenzamos a intensificar la lucha, enfocándonos personalmente en los propietarios y en el jefe de la empresa administradora, distribuyendo cartas a todas las casas de los barrios donde vivían y también pegándolas en los postes. Las cartas decían que uno de sus vecinos era un propietario abusivo, y aunque no pusimos su nombre, prometimos ir al barrio personalmente para resolver el asunto de una vez por todas. Comenzamos a preparar la campaña para tocar las puertas en el barrio. Como siguiente paso, íbamos a hacer manifestaciones en frente de sus casas.
Antes de lanzar esta campaña, recibimos un mensaje del jefe de Arnold. Habían aguantado lo suficiente. Arnold por fin se iría.
Nos preocupó un poco que este mensaje pudiera ser un engaño para intentar detener nuestra campaña, pero pocas semanas después, vimos la prueba: Arnold ya no estaba y Helene Apartments tenía a un nuevo administrador. Por fin, Kai y su hija podían sentirse seguras en su hogar.
A toda la gente que mostró su solidaridad, GRACIAS. Esta lucha no fue ni fácil ni rápida, pero valió la pena.
La Red Solidaria de Seattle estuvo bastante ocupada durante 2020 y nos agrada terminar el año celebrando otra victoria. A finales del año pasado, nos contactó una joven familia que había estado viviendo en un departamento en White Center. Se habían mudado a otro sitio, pero el administrador del edificio les dijo que ellos supuestamente debían miles de dólares por cargas en exceso de su depósito de seguridad. Hace un año, entregamos nuestra carta de demanda exigiendo que estas cargas se anularan.
En ese momento teníamos otras luchas en la agenda y aún las tenemos, pero no anticipamos el impacto que tendría el COVID en todas nuestras luchas. Justamente cuando preparábamos intensificar la campaña de carteles y tocar las puertas de los inquilinos, hacía una campaña de protestas en persona en las oficinas de los propietarios, las restricciones por el virus la hicieron casi imposible. Aunque hubo un breve periodo de pocas acciones mientras nos adaptamos a las nuevas realidades, estamos felices de declarar que tras unos meses de nuevas estrategias creativas, hemos tenido éxito y las cargas han sido anuladas!
El propietario mencionado anteriormente también era el propietario de un negocio gerente de propiedades, al que pertenecen unas docenas de grandes edificios de alquiler en Washington, Oregon y California. El propietario y su familia viven en San Jose, CA, con solo unas oficinas de contrato en nuestra área de Seattle. Al principio pensábamos seguir nuestra campaña de colgar carteles en varios edificios de departamentos, con manifestaciones en las oficinas de contratos, pero el COVID hizo que esto no fuera factible. Por ello, encontramos otras maneras de ponerle presión directamente a los propietarios.
Intensificamos un poco nuestra campaña de carteles, luego empezamos una campaña de llamadas. Cada semana unos miembros contactaron a su grupo de voluntarios para animarlos a mandar mensajes de texto y hacer llamadas al celular del propietario, pidiéndole que anule las cargas. La repetimos cada semana, rotando a la gente que hacía las llamadas. Después de un tiempo, preparamos una campaña para ponerle presión al barrio de la comunidad cerrada de propietario, enviando cartas a los vecinos divulgando la situación. Planeamos seguir pegando carteles en el barrio y, pendiente a nuestros conocidos en la zona, más acciones en ese barrio. Pero, poco después de enviar las cartas, recibimos la noticia de que el propietario se rindió.
¡¡Cuando nos tratamos en base a la solidaridad y armamos una lucha inteligente y sostenible, la ganamos!!
Para el verano de 2016, los residentes de Thai Colombian Apartments en Beacon Hill se habían acostumbrado a vivir con refrigeradores rotos, calentadores rotos, fugas de agua, ratas y cucarachas. Aguantaron todo porque la renta era baja. Luego encontraron dos avisos pegados en sus puertas: una nueva compañía de administración llamada Tecton se hacía cargo, y el alquiler iba a subir un 25%.
Más allá de avisos de aumento de alquiler, Tecton no parecía dispuesto a levantar un dedo. Los electrodomésticos quebrados todavía no se arreglaron ni se sustituyeron. El agua todavía entraba, haciendo que los techos y los suelos se derrumbaran. La basura aún se acumulaba en el exterior debido a la insuficiente recolección de basura.
El choque inicial de los inquilinos pronto se convirtió en furia. Si iban a empezar a pagar un alquiler caro por estos apartamentos, era intolerable seguir viviendo en condiciones de tugurios. Tenían que hacer algo.
Los residentes se organizan
Uno de los inquilinos que sabía de SeaSol de una campaña anterior distribuyó nuestra información de contacto en todo el complejo, y rápidamente recibimos llamadas de varios inquilinos de Thai Colombian Apartments. Nos reunimos con ellos y comenzamos a evaluar si y cómo podíamos ayudarles en luchar. Con los alquileres subiendo vertiginosamente por todo Seattle, reconocíamos que probablemente no tendríamos suficiente energía para impedir que el alquiler subiera, aunque podría demorarse por medio de tácticas legales. La mayor indignación de los inquilinos fue por las crónicas y horribles condiciones de vida, y en ese tema nos sentimos preparados para una pelea. SeaSol votó para organizar una campaña de acción con la intención de obligar que los dueños hicieran reparaciones. Mientras tanto, podríamos ayudar a los inquilinos a navegar por las complejas estructuras legales que se supone protegen a los inquilinos de Seattle contra la malversación de los propietarios, y ver si los aumentos de los alquileres se podrían retrasar.
Empezamos nuestra campaña organizando reuniones con los inquilinos con los que ya estábamos en contacto. Los miembros de SeaSol y estos inquilinos se unieron y llamaron a todas las puertas de los dos edificios para preguntar sobre problemas en los departamentos e invitarles a las reuniones. 15 o 20 departamentos diferentes se representaron en estas primeras reuniones, durante las cuales desarrollamos una lista de asuntos a lo largo del complejo que servirían como nuestra lista de demandas.
Era la lista más larga de demandas que SeaSol había elaborado, pero dado a la cantidad de problemas horrendos que el propietario ignoraba, tenía que ser así. Además de los inodoros rotos y los refrigeradores, había una familia sin cerradura en la puerta, otra con agua que entraba por el techo del salón cada vez que llovía y un hueco en una barandilla exterior sobre un acantilado de tres pisos, donde un niño ya había caído y había sufrido heridas graves.
La lucha comienza
SeaSol movilizó a un grupo fuerte de 35 miembros de la comunidad y los inquilinos a las 10 AM en un día de la semana para ir a las oficinas de Tecton Property Management y presentar las demandas. Llegamos tranquilamente a las oficinas, donde uno de los inquilinos leyó la carta de demanda al director general de Tecton. Este fue un momento muy poderoso en la campaña; ella se mantuvo alta y entregó las demandas en la oficina del ejecutivo. Trató de cortarla, diciendo que “no tenía tiempo para esto”, pero simplemente siguió leyéndolo y le hizo escuchar la carta de demanda en su totalidad mientras todos nosotros, empacados en su oficina, mirabamos. Aquí está el video.
A pesar de la urgencia de las demandas de reparación, dimos a Tecton cinco días para empezar a repararlas antes de que tomáramos más medidas. Tecton decidió no hacerlo. Mientras tanto, utilizamos el tiempo para comenzar a ayudar a los inquilinos a investigar los aumentos de alquileres con el Departamento de Construcción e Inspecciones de Seattle (DCI), encargado de hacerse cumplir las leyes locales de vivienda. Como uno de los inquilinos ya había descubierto, las notificaciones de aumento de renta de Tecton eran legalmente inválidas, ya que no incluían información requerida en los derechos de inquilinos.
Si bien somos y siempre hemos sido una organización orientada a la acción directa que intencionalmente evita trabajar dentro de los parámetros del sistema legal tanto como sea posible, en este caso el valor potencial de retrasar el alza del alquiler era demasiado grande para ignorarlo, entonces decidimos dejar de lado el dogma ideológico para ser lo más útil posible para los inquilinos.
Después de cinco días, inmediatamente comenzamos a poner carteles de advertencia, “no alquilar aquí,” alrededor de los edificios. Esto nos permitió construir conexiones con otros inquilinos y sirvió como un tiro inicial del arco, por así decirlo. A partir de ahí, comenzamos a poner carteles alrededor de otras propiedades de Tecton en la región para advertir a los posibles inquilinos de cómo se comportaban. Fue alrededor de este tiempo que recibimos noticias de DCI que iban a forzar a Tecton a rescindir el alza del alquiler ilegalmente anunciada. Esto llegó como un gran alivio para muchos de los inquilinos, incluso si sólo significaba dos meses más en los edificios antes de que se fijaran el precio.
Insulto a la lesión
Tecton tuvo la audacia de comenzar a reparar y renovar las unidades que habían estado vacías desde antes de que comenzara la lucha, antes de comenzar a trabajar en los hogares de sus inquilinos actuales, que aún estaban en mal estado.
Tomamos este antagonismo como una señal para intensificar nuestra lucha, organizando una serie de piquetes dirigidos al dueño de los edificios, Mark Shuler, en la casa que sirvió como oficina para su firma de arquitectura en Ballard. Antes de esto, colgamos carteles por toda la zona (con la cara de Shuler prominente en los carteles) además de ir puerta a puerta para hablar con los vecinos de Shuler y explicar nuestras intenciones por piquetear en su calle. Mientras que siempre nos aseguramos de traer el ruido a estos piquetes, queríamos estar seguros de relacionarnos con los vecinos para asegurarse de que entendieron la razón de la perturbación, y quién tenía la culpa.
Algunos reciben arreglos, mientras que muchos tienen que mudarse
Frente a estas tácticas, los terratenientes finalmente comenzaron a reconocer nuestras demandas, y las reparaciones se comenzaron a hacer a un ritmo glacial. Por fin, cerraron la brecha en la barandilla donde el niño había caído varios meses antes. Reemplazaron las máquinas de lavandería rotas y algunos de los aparatos rotos en los departamentos. Arreglaron los buzones, que habían caído en tan mal estado que el servicio postal había amenazado con dejar de entregar el correo. Contrataron a un servicio de control de plagas para por lo menos intentar a abordar las cucarachas e las infestaciones de ratas.
Pudimos retrasar más algunos de los aumentos de alquiler a principios de 2017, cuando uno de los dos edificios de apartamentos no aprobó una inspección DCI que coordinamos con los inquilinos. A pesar de nuestros esfuerzos en este frente, la mayoría de los arrendatarios se obligaron a dejar los apartamentos durante los meses próximos. Tecton trabajó incansablemente para tratar de alquilar las unidades recién renovadas a niveles de alquiler mucho más altos, pero no encontró mucha suerte. Esto fue debido en parte a las advertencias que publicamos alrededor de los edificios y en línea, y también porque los alquileres que estaban pidiendo eran demasiado altos. En lugar de mantener las rentas en un nivel razonable, los propietarios básicamente optaron por no cobrar ningún alquiler de la mayoría de los apartamentos, y al final no pudimos evitar que hicieran eso.
Terminando
Incluso después de que el aumento del alquiler entró en vigor, había un núcleo de inquilinos de Thai Colombian que se comprometían con SeaSol, y varias unidades aún habitadas tenían problemas importantes que no se habían abordado. Una familia todavía no tenía un refrigerador operativo. Otro todavía tenía agua entrando por el techo durante tormentas. Un inquilino todavía tenía agua goteando de las tuberías en su cuarto de baño. Todavía no había suficiente recogida de basura, por lo que el área de atrás todavía tenía un montón de basura infestada de roedores. Estábamos decididos a no dar paz a los terratenientes hasta que se hubieran cumplido todas las demandas originales de reparación de los inquilinos restantes, o bien hubieran recibido reubicación (dinero o un apartamento nuevo) que fuera aceptable para ellos.
Para resaltar las demandas de reparación restantes, cada semana o dos elegimos un tema específico para llamar la atención de los propietarios continuamente, a través de formularios de solicitud, correos electrónicos, mensajes de texto y llamadas telefónicas. Mientras tanto lanzamos una campaña satírica de la caridad de “ShulerAID”, pidiendo que la gente ahorrara el cambio para este infortunado propietario que era demasiado pobre para mantener condiciones decentes. Lo publicamos en línea y con carteles alrededor del barrio de Mark Shuler, culminando en un “concierto beneficioso” delante de su casa. También organizamos un pequeño grupo de alrededor de 15 personas que marcharon en la oficina in situ para presentar un montón de solicitudes de reparación en nombre de un inquilino que todavía estaba soportando una fuga enorme en su techo. Cubrimos el área alrededor de Thai Colombian con los carteles que animaban a vecinos para quejarse sobre la carencia de la recogida adecuada de basura. Combinamos estas tácticas con una serie de postales semanales ShulerAID que enviamos a las casas de los amigos de Mark Shuler en Facebook.
Todo esto parecía hacer el truco. El refrigerador roto fue reemplazado. La tubería de baño que se escapaba se arregló. Los inquilinos con el techo con fugas recibieron un apartamento diferente. El propietario agregó una recolección de basura extra semanal. Con todas nuestras demandas ya cumplidas, votamos para terminar nuestra lucha.
Para llevar
Esta fue una lucha difícil tanto para la Red de Solidaridad de Seattle como para los inquilinos. Nuestra organización se unió a la lucha sólo un mes o así antes de que el aumento inicial del alquiler entrara en vigor. Esto nos dejó sin mucho tiempo para conversar suficientemente con todos los inquilinos en los edificios. Aunque terminamos retrasando significativamente los aumentos de renta y forzando una mejora en las condiciones de vida, algunos inquilinos ya se habían dado por vencidos y se mudaron en el otoño de 2016. A pesar de nuestros mejores esfuerzos, toma mucho tiempo para poner en la misma onda y organizar las personas de 30 o más apartamentos, y con una variedad de barreras de idioma. En el futuro, necesitamos encontrar maneras de reservar más tiempo para la preparación en nuestras campañas, o bien hacerlas más rápido mientras seguimos siendo rigurosos.
Todavía estamos muy orgullosos de haber ayudado a los inquilinos a retrasar los aumentos de alquiler incluso durante unos meses, ahorrando a cada uno de ellos cientos de dólares y dando más tiempo a las familias que tuvieron que encontrar otras viviendas. En el proceso, hemos aprendido mucho acerca de cómo navegar por los sistemas legales insuficientes para los inquilinos. Si bien estos sistemas nos ayudaron a crear un poco de espacio para respirar, en última instancia, se redujo a nosotros mismos y nuestras tácticas de acción directa para conseguir todas las reparaciones. Cumplir con todas nuestras demandas de reparación fue definitivamente una experiencia costosa para los nuevos dueños del edificio. Sin embargo, no era nada comparado con el costo humano de hacer que la gente viviera en condiciones de tugurios.
La campaña de los Thai Colombian Apartments también trajo a varios individuos y organizadores fantásticos que eran inquilinos en el complejo a nuestra organización. Como siempre, una de nuestras metas más importantes en una campaña (secundaria sólo a lograr que las demandas se cumplan) es desarrollar habilidades de organización entre las personas con las que estamos trabajando para que en el futuro puedan ayudar en otras campañas de organización y saber que tienen la Red de Solidaridad de Seattle vigilándose si cualquier otro terrateniente o jefe depredador decidiera hacerles daño. Sólo somos tan fuertes como las personas que componen esta organización y ganar organizadores activos es un componente crítico de continuar construyendo una vibrante resistencia al capitalismo y todas sus consecuencias tóxicas en nuestra comunidad.
La Red de Solidaridad de Seattle sigue comprometida con la lucha contra la gentrificación en nuestra comunidad, ya que representa un ataque total a la clase obrera a manos de aquellos que ya tienen más. Si usted o alguien que usted conoce está experimentando una mala conducta en el lugar de trabajo o la vivienda, por favor no dude en ponerse en contacto con nosotros por llamada o texto al 206-673-6074 o por correo electrónico a info@seasol.net. Si forma parte de una red de solidaridad y necesita asesoramiento en una campaña o está buscando comenzar una, por favor póngase en contacto con nosotros también. Queremos seguir siendo un recurso para los organizadores de todo el mundo a medida que cada uno empiece a tomar medidas en nuestras respectivas comunidades para construir una red fuerte y sensible para luchar junto a la clase trabajadora.